¿Cómo hacer para que mis padres se abran a comprender lo que soy?

Salir del clóset es una experiencia profundamente personal, y hacerlo frente a los padres puede ser una de las partes más desafiantes del proceso. Cuando tomamos la decisión de compartir esta parte de nosotrxs, lo hacemos con el deseo de ser plenamente aceptadxs y amadxs. Sin embargo, también enfrentamos la posibilidad de que no recibamos la reacción que necesitamos, lo que vuelve la situación algo sumamente vulnerable.

Desde una edad temprana, los padres representan nuestra primera forma de amor incondicional y protección. Nos han enseñado a confiar en ellxs y a esperar su apoyo en todo momento. Por eso, la idea de que puedan rechazar o no comprender una parte tan esencial de nuestra identidad se convierte en un miedo paralizante.

Salir del clóset puede ser un desafío en cualquier contexto, pero hacerlo con los padres es, sin duda, un paso especialmente complejo.

La relación con nuestros padres, a diferencia de otras relaciones, está llena de significados y expectativas profundas, y que además se establece desde una edad muy temprana, cuando más vulnerables somos y más necesitamos conectar para asegurar nuestra supervivencia. El miedo al rechazo de los padres no es solo un miedo a no ser aceptadxs, sino también a perder ese amor y conexión que hemos valorado (o anhelado) desde siempre. Para muchxs, esta relación representa la mayor fuente de seguridad y amor. Por eso, enfrentarse a la posibilidad de perderla puede parecer aterrador y abrumador.

A lo largo de nuestras vidas, nos esforzamos por cumplir con las expectativas que nuestros padres han depositado en nosotrxs. Queremos hacerles sentir orgullosxs, y saber que podríamos desilusionarlos al expresar nuestra verdadera identidad genera un peso emocional muy fuerte. Esta desilusión, real o percibida, no se limita solo al momento de salir del clóset, sino que puede ir acompañada de un miedo a sentir que hemos "fallado" o que no somos la persona que ellxs esperaban.

Lo horrible de todo esto, es que me ha tocado atender a muchxs pacientes que se esforzaron arduamente en ser "lxs mejores" en varias áreas de su vida (tener las mejores calificaciones en el colegio, ser hijxs ejemplares que nunca se meten en problemas, etc), y que, aún siendo el orgullo de la familia ("miren, mi hijo fue escogido como el mejor alumno de su generación"), cuando deciden salir del clóset reciben el repudio de sus padres.

Esto, muy dolorosamente, genera la herida profunda de "jamás seré suficiente para ellos". Lo que se traduce en: "jamás seré suficiente para nadie", afectando en sus relaciones en la adultez.

Muchas familias tienen ideales preconcebidos sobre la vida de sus hijos: casarse, tener hijxs, y seguir un camino que encaje en las normas sociales tradicionales. Cuando sentimos que nuestra identidad se desvía de estas expectativas, podemos experimentar un conflicto interno, como si estuviéramos "rompiendo" un acuerdo implícito con nuestros padres. Esto es particularmente cierto en familias con creencias tradicionales o religiosas, donde la presión social y familiar puede intensificar aún más estos miedos.

Además de todo esto, en algunos casos se complejiza aún más, especialmente cuando somos más jóvenes, ya que seguimos dependiendo de nuestros padres no solo emocionalmente, sino también económicamente. Esta dependencia puede incrementar el temor a salir del clóset, ya que el rechazo no solo afectaría nuestra relación emocional con ellos, sino que podría tener consecuencias tangibles en nuestra estabilidad económica o nuestro hogar.

Según la teoría del apego, desde la infancia desarrollamos un sistema de apego hacia las figuras que consideramos cuidadoras, principalmente nuestros padres. Sin embargo, cualquier amenaza a este vínculo genera una respuesta de alerta en nuestro sistema nervioso. Cuando nos enfrentamos al rechazo de nuestros padres, nuestro sistema nervioso interpreta esta experiencia como un evento traumático. Este trauma no solo afecta nuestro bienestar emocional a corto plazo, sino que puede influir en nuestra percepción de las relaciones futuras. Podríamos desarrollar una sensibilidad extrema al rechazo, lo que afectaría nuestra capacidad de formar vínculos profundos y de confiar en los demás.

Las Aceptaciones "Tibias" y sus Daños Emocionales

No todos los rechazos son directos. A veces, las respuestas de nuestros padres son de aceptación parcial o condicionada, lo cual puede ser igual de doloroso que un rechazo explícito. Son los famosos "te acepto, pero..."

  • "Te acepto, pero no traigas a nadie a la casa"
  • "Te acepto, pero no volveremos a hablar de este tema"
  • "Te acepto, pero no puedes contarle a nadie más"
  • "Te acepto, pero nada de andar saliendo, trayendo amigos, vistiéndose de mujer/hombre" 

Bueno, entendiste el punto.

Este tipo de respuesta puede parecer, a simple vista, un avance hacia la aceptación, pero en realidad impone condiciones que limitan nuestra autenticidad. Este tipo de frases envían el mensaje de que nuestra identidad solo es aceptable en la medida en que no la mostremos plenamente. Es una manera de condicionar el amor. De ponerle condiciones a nuestra identidad. Nos hace sentir que debemos ocultar partes de nosotrxs mismxs para recibir amor.

Estas respuestas condicionadas pueden tener un efecto devastador en nuestra autoestima. Nos transmiten la idea de que no somos lo suficientemente buenos tal como somos, lo que nos lleva a cuestionarnos continuamente. Podemos llegar a sentir que necesitamos cambiar o adaptarnos para ser amadxs, lo cual afecta nuestro sentido de autenticidad. Cuando sentimos que debemos encajar en moldes que no se alinean con nuestra identidad, perdemos la capacidad de expresarnos libremente.

Las aceptaciones tibias pueden tener un impacto duradero en nuestra vida emocional. Podríamos empezar a desarrollar relaciones en las que buscamos constantemente la validación de otrxs, pero sin sentirnos merecedores de ella. A largo plazo, esto puede llevarnos a crear vínculos superficiales, ya que el miedo al rechazo nos impide mostrarnos vulnerables. Este tipo de aceptación a medias también puede llevarnos a repetir patrones de relaciones donde sentimos que debemos "ganar" el amor de otrxs, en lugar de sentirnos valoradxs y aceptadxs por quienes somos.

Finalmente, esta aceptación limitada puede hacernos internalizar un sentimiento de rechazo que llevaremos en otras áreas de nuestra vida. El mensaje implícito de que nuestra identidad es "problemática" puede hacernos sentir vergüenza, incluso cuando no estamos en presencia de nuestros padres. La vergüenza internalizada puede influir en cómo nos percibimos y nos relacionamos con el mundo, ya que llegamos a creer que siempre necesitamos encajar en las expectativas de otros para ser queridos.

Consejos para Ayudar a los Padres a Comprender

Es fundamental comprender que, si bien podemos hacer esfuerzos para ayudar a nuestros padres a comprendernos, no es nuestra responsabilidad convencerlos de aceptarnos, respetarnos ni amarnos. La aceptación y el entendimiento son decisiones que ellos deben tomar.

Tus padres pueden necesitar tiempo para entender lo que significa ser una persona LGBTIQ+, y eso está bien. Sin embargo, eso no significa que debas cargar con la responsabilidad de su aceptación o rechazo. Esto permite que te quites un peso de encima, entendiendo que su reacción es su responsabilidad. Las creencias que tienen no se formaron de la noche a la mañana, y por eso es natural que no cambien de inmediato. Permitirles este proceso, sin que te afecte emocionalmente, puede ser clave para mantener tu paz.

Si decides que quieres ayudar a tus padres a comprender (recuerda: ayudar no es lo mismo que hacerte cargo), aquí tienes cinco estrategias para facilitar el proceso:

  1. Comparte información y recursos: La ignorancia es a menudo la raíz del miedo y el rechazo. Ayuda a tus padres a educarse. Puedes compartirles libros, documentales, o artículos que hablen sobre la diversidad sexual y de género. A veces, escuchar a otras personas compartir sus experiencias ayuda a los padres a ver más allá de sus prejuicios.

  2. Busca el momento adecuado para hablar: Esta es una conversación vulnerable, así que es importante que se dé en un ambiente privado y en un momento en que todxs estén tranquilxs. Procura que sea un espacio en el que se puedan expresar sin distracciones, con apertura y respeto.

  3. Usa el poder de las historias: La empatía se genera al escuchar historias que tocan nuestro corazón. Puedes compartir anécdotas personales que ilustren tus experiencias para que comprendan lo que significó para ti cargar con este secreto tanto tiempo. Hablar desde el corazón puede hacer que tus padres vean tu humanidad y comprendan lo que has vivido.

  4. Invítalos a conversar con alguien: A veces, tener una guía externa puede ser muy beneficioso. Un amigx de confianza de ellos, la terapia o grupos de apoyo pueden ser muy enriquecedores para tus padres. En estos espacios ellos pueden compartir sus miedos y dudas con otras personas que quizás han pasado por lo mismo.

  5. Sé paciente y practica el autocuidado: Esta conversación puede remover emociones difíciles tanto para ti como para tus padres. Recuerda que, mientras ellos avanzan en su proceso, es fundamental que tú cuides de ti mismo y que tú también avances. No frenes ni pauses tu proceso por ellos. Rodéate de personas que te aman y te apoyan, y no dudes en buscar ayuda profesional si lo necesitas.

 

Salir del clóset con nuestros padres es un acto de valentía que implica abrirse a una vulnerabilidad profunda. En el proceso, enfrentamos miedos muy arraigados: el rechazo, la desilusión y el dolor de una aceptación condicionada. Sin embargo, es fundamental recordar que, al final del día, no es nuestra responsabilidad cargar con la aceptación de quienes nos rodean. La autenticidad no debe estar condicionada a la aprobación de nadie, ni siquiera de nuestros seres más cercanxs.

Aceptar quiénes somos y amarnos tal como somos es el primer paso hacia una vida plena y satisfactoria. Aunque la aceptación de nuestros padres es algo que todos deseamos, no debe ser el determinante de nuestra felicidad ni de nuestra autoestima. Es su responsabilidad, como adultxs y padres, emprender su propio viaje de aceptación y comprensión.

Es un camino desafiante, sí, pero uno que vale la pena recorrer. Porque al final, abrirnos y mostrarnos tal como somos no solo nos libera a nosotrxs, sino que también da a los demás la oportunidad de aprender, crecer y, con suerte, comprender que el amor, cuando es auténtico, no tiene condiciones ❤️

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