
"¿De qué sirve salir del clóset con mi familia si no tengo pareja?"
Esta frase la dicen muchas personas LGBTIQ+ cuando se enfrentan a la posibilidad de contarle a su familia sobre su orientación o identidad de género. Parece una razón válida, pero si la miramos más de cerca, esconde mucho más que solo una excusa temporal. Es un mecanismo de defensa, una forma de protegerse del miedo al rechazo y de postergar un momento que puede parecer abrumador. En este artículo te cuento por qué.
Cuando pensamos en salir del clóset, muchas veces lo asociamos con la idea de presentar a alguien. Y hacemos esta asociación, debido a que muchxs de nosotrxs pensamos que ser LGBTIQ+ es solo una cuestión de "hacia quién me siento atraído" y no como una parte importante de nuestra identidad, que va muchísimo más allá de hacia quién amamos.
Salir del clóset no significa solo contarle a tu familia quién te atrae, sino compartir con ellxs una parte esencial de quién eres. Es hablar de tus sueños, de lo que te hace sentir plenx, de lo que te motiva y de cómo te identificas en el mundo. Es un acto de reconocimiento personal y de afirmación ante las personas que te rodean, un proceso de visibilidad que va más allá de la orientación sexual y que impacta en todas las áreas de la vida.
Ser visible en nuestra identidad LGBTIQ+ no se trata solo de decir una frase o dar una explicación, sino de permitirnos habitar espacios con autenticidad, sin miedo a ser juzgadxs o rechazadxs. Significa que podemos expresarnos libremente en conversaciones familiares sin el temor de filtrar palabras o evitar ciertos temas. Es poder reírnos con amigxs y seres queridxs sin el peso de estar ocultando una parte de nosotrxs mismxs. Es tener la posibilidad de construir relaciones más honestas, más profundas y más significativas, basadas en la verdad y la aceptación mutua.
Cuando elegimos ser visibles, también damos paso a la posibilidad de encontrar nuestra comunidad y sentirnos apoyadxs por personas que han pasado por experiencias similares. Es una forma de fortalecer nuestro sentido de pertenencia y darnos la oportunidad de crecer en un entorno más sano y genuino. La visibilidad, lejos de ser un acto individual, es una forma de inspirar a otrxs, de cambiar las narrativas y de romper los ciclos de silencio y miedo que han condicionado a muchxs antes que nosotrxs.
Poder salir del clóset con tu familia, independientemente de que hoy no tengas pareja, va mucho más allá de tu orientación sexual o identidad de género. Se trata de ser congruente con la vida que queremos vivir y de dejar de ocultar una parte esencial de nuestra identidad. Muchas veces, detrás de la idea de "no salir del clóset hasta tener pareja" se esconde el temor a incomodar, a cambiar la dinámica familiar, a enfrentar preguntas incómodas o comentarios que podrían herir. Pero la realidad es que postergar este proceso no lo hace menos necesario. Al contrario, cuanto más tiempo pasamos en el clóset, más aprendemos a vivir una doble vida, filtrando nuestra identidad para encajar en un espacio que no nos representa del todo. Nos acostumbramos a la autocensura, a medir nuestras palabras, a limitar nuestras expresiones y, sin darnos cuenta, terminamos restringiendo nuestra autenticidad.
Vivir en este estado de ocultamiento tiene un impacto emocional profundo. Nos puede generar ansiedad, tristeza y la sensación de que hay una parte de nosotrxs mismxs que no puede ser compartida. Y esto, a largo plazo, puede afectar nuestro bienestar emocional y psicológico. Salir del clóset es un proceso que puede traer miedo, pero también trae alivio, libertad y la posibilidad de construir relaciones más genuinas con quienes nos rodean.
Los mecanismos de defensa detrás de esta frase
Este mecanismo de postergación se alimenta de una paradoja: no salimos del clóset porque no tenemos pareja, pero al mismo tiempo, encontrar pareja se vuelve más difícil cuando sabemos que estar con alguien significará enfrentar ese momento que hemos evitado. Nos ponemos a nosotrxs mismxs en una encrucijada: queremos amar libremente, pero sabemos que tener pareja nos obligará a dar un paso que aún no nos atrevemos a dar.
Esto no solo nos impide vivir relaciones plenamente, sino que también nos limita en nuestras amistades, en nuestros espacios sociales y en nuestra forma de desenvolvernos en el mundo. Muchas veces, esta frase surge como un mecanismo de autoprotección: "si no tengo pareja, no hay nada que explicar, y así me ahorro un momento incómodo." Pero este pensamiento deja de lado algo fundamental: la vida no se trata de esperar a que las cosas sean fáciles, sino de construir el camino hacia nuestra propia libertad.
Es un círculo vicioso. Mientras sigamos esperando el momento "perfecto" o una razón externa que justifique nuestra salida del clóset, es posible que sigamos postergando nuestra felicidad. Porque la verdad es que nunca hay un momento ideal. Siempre habrá miedos, siempre habrá incertidumbre, pero lo que sí cambia es nuestra disposición para enfrentar esos miedos con valentía.
Al postergar nuestra salida del clóset, le estamos dando más poder a ese miedo. Creemos que al evitar la conversación estamos ganando tiempo, pero en realidad estamos perdiendo oportunidades de vivir una vida más plena y genuina. La espera genera más ansiedad y puede llevarnos a construir una versión de nosotrxs mismxs que no refleja nuestra verdadera identidad.
Incluso desde un punto de vista práctico, esperar a tener pareja para salir del clóset puede hacer que nuestra relación amorosa comience con una carga extra. Si esa persona tiene que lidiar con nuestras inseguridades, con el miedo al qué dirán, con la ansiedad de ser descubiertxs, la relación puede volverse una fuente de estrés en lugar de un espacio de amor y crecimiento mutuo.
Salir del clóset no es solo un paso hacia afuera, sino un paso hacia adentro. No lo hacemos por los demás, lo hacemos por nosotrxs mismxs. Es un acto de afirmación personal, un proceso que nos permite ser quienes realmente somos sin esperar la validación de una relación. Porque antes de compartir la vida con alguien más, es importante estar en paz con nosotrxs mismxs. Y eso empieza por abrazar nuestra identidad sin depender de excusas o tiempos perfectos.
Salir del clóset en nuestros propios términos no significa hacerlo de manera impulsiva o sin seguridad emocional. Se trata de reconocer cuándo y cómo nos sentimos listxs para compartir esta parte de nosotrxs mismxs. Y aunque pueda dar miedo, muchas veces el alivio que viene después de dar el paso es mucho mayor que la ansiedad previa.
Si sientes que no es el momento, está bien. No hay prisa. Pero también es importante preguntarte: ¿estoy esperando algo externo para sentirme libre, o puedo empezar a construir mi propia libertad desde ahora?
Conéctate a nuestra Comunidad y sigue recibiendo contenido de valor!
Únete a mi lista de suscriptores para que puedas recibir avisos de cuando publique nueva información sobre mi blog, contenidos, talleres y cursos!
No te preocupes, tu información está segura conmigo :)
No soporto el SPAM! Así que no te preocupes que no estaré llenándote de mails, solo te enviaré mails que sé que te podrán servir y ayudar :)