Los "MEAN GAYS": "Recibo más discriminación de los mismos gays que de los heteros"

Hace poco, un paciente me comentó una frase que me dejó reflexionando profundamente: "Recibo más discriminación de los mismos gays que de los heteros". Aunque parezca sorprendente, esta no es una declaración aislada. Es algo que he escuchado con muchísima frecuencia en mis consultas y en mis redes sociales, y no es raro encontrar eco de este sentimiento en conversaciones dentro de la comunidad LGBTIQ+.

Para entender por qué ocurre esto, es crucial recordar que tanto las personas heterosexuales como las personas LGBTIQ+ crecimos en el mismo sistema. Todxs hemos sido influenciadxs por los mismos prejuicios y estereotipos que la sociedad nos ha impuesto desde la infancia. La gordofobia, el clasismo, el racismo, y la lgbtifobia, por mencionar solo algunos, son ideas odiantes que se han infiltrado en nuestras mentes, independientemente de nuestra orientación sexual o identidad de género, y que promueven que la discriminación se mantenga.

Por lo tanto, muchas personas LGBTIQ+ interiorizamos estos prejuicios, perpetuando actitudes discriminatorias dentro del propio grupo. Es irónico y doloroso, pero el sistema que nos oprimió también nos ha enseñado a oprimirnos entre nosotrxs. Esto lo vivió de primera mano mi paciente, quien se sintió discriminado por un grupo de gays hegemónicos, es decir, aquellos que encajan dentro de los estándares estéticos y de comportamiento que la sociedad y nuestra comunidad lamentablemente valoran y promueven.

La frase "recibo más discriminación de los gays que de los heteros" no es un caso aislado.

  • "Los gays pueden ser mucho más crueles que los heteros"
  • "Me siento excluido en mi propia comunidad"
  • "Nunca voy a calzar con lo que se espera de ser gay".

Son algunas de las frases que suelo escuchar bastante y que, si las piensas, déjame decirte que son mucho más comunes de lo que crees. Tu sentimiento es compartido por varias personas LGBTIQ+.

Sentirse discriminado por tu grupo de pares, aquellos con quienes deberías compartir una experiencia común de lucha y resistencia, tiene consecuencias devastadoras. La discriminación interna afecta profundamente nuestro sentido de pertenencia. Nos hace cuestionar nuestro valor, nuestra identidad, y nos aísla de quienes esperábamos encontrar apoyo.

Este tipo de rechazo puede llevar a la soledad, a la depresión, y al aumento de la inseguridad. La paradoja de no sentirse aceptado dentro de un grupo al que perteneces por definición es una de las experiencias más difíciles que una persona puede enfrentar.

Todxs, sin excepción, tenemos un deseo innato de pertenecer. Queremos ser vistxs, aceptadxs, y valoradxs por quienes somos. Este deseo de pertenencia es aún más fuerte en las personas LGBTIQ+, quienes muchas veces hemos sido rechazadxs o marginadxs en otros espacios de la sociedad.

Cuando la discriminación proviene de la propia Comunidad, el impacto es doblemente doloroso. Nos deja sin un lugar seguro al que recurrir, y nos hace sentir que no tenemos un hogar donde podemos ser auténticamente nosotrxs mismxs.

Cuando alguien que ya ha enfrentado múltiples formas de rechazo a lo largo de su vida experimenta la exclusión por parte de sus propios pares, el impacto emocional puede ser devastador. Este tipo de discriminación toca las fibras más íntimas de nuestra identidad, haciendo que el dolor sea aún más agudo y complejo de procesar. Por eso, en algunos casos, y si nos ponemos a sacar cuentas, probablemente la discriminación que has recibido por parte de gays no ha sido más que la de los heteros (numéricamente la discriminación que viviste durante los 14 años de escuela es muchísimo mayor que la que has recibido en alguna fiesta gay o en Grindr), pero sí se siente como "mucho más" porque es más doloroso que te rechacen tus iguales que los heteros.

Quienes han sido dañados tienden a dañar: "El Gay Regina George"

Es importante entender que muchas de las personas que perpetúan este tipo de discriminación dentro de la comunidad han sido, a su vez, víctimas de grandes sufrimientos en el pasado. El rechazo, la humillación y la violencia que han enfrentado a lo largo de sus vidas lxs ha marcado de tal manera que, en lugar de confrontar y sanar su dolor, lo proyectan sobre otrxs. Esta proyección puede manifestarse como crueldad, exclusión, o una necesidad desesperada de aferrarse a una imagen de superioridad o control.

Aquí es donde surge el concepto del "Gay Regina George", una figura que, a simple vista, parece encarnar todo lo que la sociedad considera "ideal" dentro de la comunidad gay: belleza, estilo, carisma, y una actitud dominante. Esta imagen, sin embargo, es solo una fachada que esconde heridas profundas. Al igual que el personaje de "Mean Girls", estas personas pueden mostrar una actitud hostil, actuando de manera cruel o excluyente, no porque sean inherentemente malas, sino porque están atrapadas en un ciclo de dolor no resuelto.

El "Gay Regina George" se esfuerza por mantener una imagen de perfección y poder, pero debajo de esa fachada se esconde un dolor que se niega a confrontar. La necesidad de ser visto como superior o "mejor" que otros gays se convierte en una armadura emocional, una forma de protegerse del miedo al rechazo que han conocido toda su vida. Sin embargo, al actuar de esta manera, terminan replicando el mismo tipo de daño que alguna vez les fue infligido.

Para quienes han sido heridxs por esta discriminación dentro de la misma Comunidad, el impacto puede ser especialmente traumático. Ser excluido o menospreciado por quienes deberían comprender tus luchas y apoyarte puede llevar a una profunda sensación de traición y aislamiento.

Un paciente me confesó sentirse discriminado por un grupo de gays hegemónicos en una fiesta, debido a que su cuerpo no calzaba con el cuerpo "ideal" que se esperaba tener en esa fiesta. Este tipo de rechazo puede tocar lo más profundo de nuestra autoestima y sentido de identidad. El dolor de ser discriminadx por tu propio grupo es, en esencia, un dolor de desconexión. Es un recordatorio de que incluso dentro de la comunidad que debería ser tu refugio, puedes ser visto como "menos que" o "no lo suficientemente bueno". Básicamente: que debes cambiar quién eres para ser aceptadx. Y eso inconscientemente nos deja un mensaje interno del tipo "jamás voy a ser aceptadx por lo que soy, debo ser otrx para poder pertenecer".

Sin embargo, la necesidad desesperada de pertenecer puede llevar a comportamientos que, en lugar de sanar, perpetúan el ciclo de daño. Quienes han sido heridxs pueden, a su vez, volverse hacia otrxs con la misma crueldad que una vez sufrieron, perpetuando así la cultura de exclusión y discriminación dentro de la comunidad.

El "Gay Regina George" no es un villano por naturaleza, sino una persona atrapada en un ciclo de autodefensa y proyección de su propio dolor. Es una figura que busca validar su existencia y su lugar en la comunidad a través de la exclusión de otros. Al igual que el personaje de Regina George en "Mean Girls", la crueldad se convierte en una herramienta para mantener una posición de poder y evitar confrontar las propias inseguridades y traumas.

Sin embargo, esto jamás es justificación para hacerle daño a otras personas. No eres responsable de tus traumas, pero sí eres responsable de no sanarlos. Y si decides NO sanarlos, entonces estás decidiendo seguir haciéndole daño a otras personas. Y eso sí te vuelve un villano.

Es fundamental comprender que detrás de cada acto de discriminación interna, hay una historia de dolor no resuelto, de inseguridades profundas, y de una lucha interna por encontrar un lugar en un mundo que muchas veces ha sido hostil. Sin embargo, este ciclo solo puede romperse si quienes perpetúan esta discriminación se atreven a mirar dentro de sí mismxs y a confrontar el dolor que llevan consigo.

La verdadera liberación no proviene de derribar a otros para sentirse superiores, sino de sanar esas heridas internas que impulsan la necesidad de hacer daño. Solo al confrontar y trabajar en ese dolor es posible construir una comunidad LGBTIQ+ más unida, empática, y libre de las cadenas de la discriminación interna.

La discriminación dentro de la misma Comunidad es una manifestación de un dolor compartido más profundo que debe ser sanado para que la comunidad LGBTIQ+ pueda realmente florecer. Reconocer este dolor y trabajar para sanar, tanto a nivel individual como colectivo, es un paso fundamental hacia la creación de un espacio donde todxs podamos sentirnos vistxs, valoradxs, y aceptadxs por quienes somos. Es un recordatorio de que, aunque el dolor es parte de nuestra historia, también lo es la capacidad de superarlo y de construir un futuro más inclusivo y amoroso para todos.

Lo que tú eres no es lo que el "Gay Regina George" cree de ti. Si alguien te discrimina nuevamente, siempre por favor recuerda:

"Yo no soy quién crees que soy,
tú eres quién crees que soy".

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