¿Por qué no puedo dejar de compararme con otros gays?

Desde que era joven, recuerdo fijarme en otros chicos gays, ya sea por su físico, su estilo, la forma en que se movían, lo “cool” que se veían en fotos, etc. Me cuesta admitirlo, pero creo que una de las razones principales es que hay un ideal que se repite muchísimo: el cuerpo musculoso, la masculinidad, la aceptación social, el éxito, la libertad de expresión sexual sin juicios, las relaciones abiertas, entre tantas otras cosas. Y cuando ese ideal parece estar tan lejos de lo que soy o de lo que tengo, la comparación aparece casi automática.

Además, vivimos en una cultura —y en redes sociales— donde se exaltan ciertos cuerpos/estilos/vidas como si fueran el estándar de “éxito gay”. Eso provoca que cualquiera que no cumpla con ese estándar se sienta menos, aun cuando en realidad está haciendo lo suyo, creciendo y aprendiendo. Debido a las redes sociales ves muchas fotos editadas, filtros, momentos seleccionados, cuerpos entrenados y cuidados. Pero rara vez nos ponemos a pensar en lo que está detrás: esfuerzo, inseguridades, sacrificios, días de bajón, etc. Al final, la comparación se vuelve natural, porque parece la norma.

Haberme comparado me generó mucho desgaste interno. Autoestima baja, sentir que nunca soy suficiente, ansiedad, ganas de ocultarme, hacer ejercicio desde el autodesprecio y no desde el autocuidado, etc. Me comparaba y terminaba sintiéndome mal, aunque objetivamente tenía cosas lindas en mi vida.

Compararse con otros nos deja susceptibles a un riesgo de caer en comportamientos poco sanos: hacer dietas extremas, obsesionarse con el gimnasio, usar sustancias para modificar el cuerpo, y dejar de disfrutar tu cuerpo tal como es. En algunos casos, la comparación lleva a la vigorexia (dismorfia muscular), donde la persona se siente con un cuerpo “nunca suficiente”, aunque haga ejercicio todos los días y donde objetivamente haya un cuerpo musculado. Hay estudios que muestran que personas gays tienen mayor riesgo de síntomas de trastornos alimenticios y de insatisfacción corporal que hombres heterosexuales, justamente por esta cultura gay que le rinde excesivo culto al cuerpo.

La comparación constante produce ansiedad, depresión y sentimientos de soledad, viviendo con la sensación de estar compitiendo con los demás en vez de estar conviviendo con uno mismo. Cuando comparo, me olvido de mi valor propio. Y ese olvido cuesta caro: relaciones, disfrute y paz mental.

¿Por qué nos mentimos a nosotros mismos diciendo “yo no me comparo”, cuando la verdad es que sí lo hacemos? Porque aceptar que te comparas muchas veces implica enfrentar la vergüenza, la inseguridad, o lo que crees que los otros pensarán. Yo me he dicho “yo no necesito verme como él” o “no me importa lo que piense la sociedad”, pero al mismo tiempo me he sorprendido revisando fotos de otros, criticando mi cuerpo o mi estilo de vida, sintiéndome mal si es que no tengo lo que el otro sí, etc. Es algo que muchas veces hice de forma inconsciente y, cuando me di cuenta que lo hacía, pude generar un cambio enorme en mí que me ha despojado de esa carga permanente de tener que cumplir expectativas irreales.

Además, cuando decimos que “no nos comparamos” puede funcionar como mecanismo de defensa, ya que si lo niego, no duele tanto admitir que estoy lejos del ideal, que no cumplo con lo que la cultura gay idealiza. Negarlo calma momentáneamente la incomodidad de sentir que no estoy “a la altura”. Pero, lamentablemente, negarlo no hace que se esfume, solo posterga lo que duele. El primer paso, entonces, es admitirnos que a veces tendemos a compararnos, y que incluso podemos sentir envidia, y no hay nada mal en ello.

La envidia es una emoción con muy mala fama, casi como si fuera algo de lo que deberíamos avergonzarnos o negar que sentimos. Pero con el tiempo he aprendido que en realidad tiene un mensaje muy bonito: cuando siento envidia, lo que aparece detrás es el reflejo de un deseo propio, de algo que yo también quiero alcanzar y que al ver que alguien más lo logró, me muestra que también es posible para mí. La envidia, si la miro con honestidad y sin juicio, puede convertirse en un motor que me impulsa a moverme hacia mis sueños, a esforzarme, a atreverme y a sentir admiración por otros. Nos ayuda a inspirarnos de otros para que luego nosotros podamos inspirar a más personas. No se trata de quedarnos atrapados comparándonos, sino de usar esa chispa como inspiración para avanzar hacia lo que realmente queremos.

Por otra parte, muchas veces me preguntan si compararse es sano o no.

Depende.

Y depende de cuánto y cómo lo hacemos. He aprendido que hay señales que me indican cuándo la comparación está yendo más allá de lo “tolerable” y ya puede hacer daño:

Por ejemplo, si constantemente me siento mal después de ver fotos en redes sociales de otros gays, y en lugar de inspirarme, me deprimo, me comparo de forma obsesiva y me siento peor conmigo mismo. O si empiezo a cambiar hábitos que normalmente no tendría (hacer dieta estricta, entrenar en exceso, uso de anabólicos, inducirse el vómito, etc) principalmente motivado por la comparación, más que por salud, bienestar o placer.

Aquí otros ejemplos: si dejo de hacer actividades que me gustan o dejo de relacionarme con amigos porque siento que “no estoy al nivel”; si dejo de mostrar mi cuerpo (por ejemplo: en la playa o en relaciones sexuales) porque me da vergüenza; si mis pensamientos giran mucho alrededor de lo que otros tienen, como su cuerpo, pareja, estilo de vida, logros, y casi nada alrededor de lo que yo tengo, quiero, o siento. O si la comparación genera ansiedad, depresión, insomnio o estrés que no se calma con “dormir un poco más” o distraerse.

Cuando esas señales están presentes, ya no es sano. La envidia pasó a rigidizarse y no pude seguir su flujo normal, por lo que se aloja en nosotros mismos y comenzamos con la comparación tóxica.

Por otro lado, es importante que también nos detengamos a pensar cuál es el "detrás de escena" de lo que vemos en redes sociales. Muchas veces aquellos que parecen tener “vidas perfectas”, cuerpos perfectos o buen estilo, también cargan con problemas. Diversos estudios sobre vigorexia o dismorfia corporal muestran que personas con cuerpos musculosos pueden tener ansiedad, baja autoestima, insatisfacción constante con el cuerpo, percepción distorsionada de cómo se ven, y depresión. En hombres gay, además, la presión por tener un cuerpo “atractivo” puede derivar en trastornos alimenticios (por ejemplo, dietas extremas) o usar esteroides/anabólicos para ganar músculos, aun cuando las consecuencias para la salud física y mental sean graves.

Por eso, ya sea que tengas un cuerpo hegemónico o no, es muy importante que siempre recuerdes que tu bienestar dependerá de cómo te sientes por dentro, no de cómo te ves por fuera. Puedes tener muchos músculos y vivir con una depresión profunda, así como puedes no tener un cuerpo hegemónico y tener una muy buena salud mental. La gente con cuerpos más cercanos al ideal también se sienten presionados y también se comparan (a otros que tienen mejor definición, mejor equipo, mejores fotografías, etc.). No son inmunes al daño emocional.

¿Entonces cómo dejar de compararse con otros gays?

Quiero compartir lo que he ido haciendo, lo que me ha servido, y algunas ideas basadas también en la ciencia y en lo trabajado con mis consultantes:

  1. Reconocer que compararnos es algo muy humano, especialmente cuando estamos en una cultura que premia ciertos cuerpos y estilos. Aceptar: “sí, lo he hecho”, “a veces lo hago, y está bien que exista esa conciencia”. No para sentir culpa, sino para empezar a ver cuándo y cómo lo hago.

  2. Limitar la exposición a redes sociales o contenido que me hace daño: si cada vez que veo Instagram me comparo, puedo hacer pausas, dejar de seguir cuentas que generan malestar, hacer una limpieza en el feed. Seleccionar contenido que me inspire en vez de que me desgaste.

  3. Cultivar gratitud por lo que sí tengo y lo que sí he logrado. Hacer una lista de lo que me gusta de mí, lo que valoro, mis fortalezas, mis gestos bondadosos, mis logros pequeños. Cuando lo que veo en otros te hace sentir mal, traer la atención hacia lo que tengo yo, lo que he construido y lo que soy.

  4. Desarrollar una imagen más realista de los ideales: entender que muchas fotos son edición, luz, ángulos, uso de filtros, “mejor momento”, entrenamiento constante, sacrificio detrás. También recordar que "ideal" no significa "saludable" ni necesariamente deseable para mí.

  5. Conectar conmigo mismo y mis valores profundos. Preguntarme qué quiero realmente, qué tipo de vida me hace sentido, qué me importa, y cuánto estoy dispuesto a sacrificar o renunciar. Qué tanto me quiero preocupar de mi salud y bienestar. No solo “tener el cuerpo que otros tienen”, sino “sentirme libre en mi cuerpo”, “hacer lo que me gusta” o “vivir relaciones auténticas”.

  6. Terapia/acompañamiento emocional: hablar con alguien de confianza, un psicólogo, o un integrante de la comunidad que ha pasado por lo mismo. A veces decir lo que siento, lo que comparo, o lo que duele, ayuda mucho. Porque en terapia he ido descubriendo patrones que no podía ver solo.

  7. Practicar autoaceptación activa. Incluso cuando no estoy conforme con algo. Aprender a reconocer las partes de mi cuerpo que no me gustan, y decidir no tratarme mal por ello. Aceptarlas no significa necesariamente que me gusten, pero tampoco significa tratar con desdén eso que no me gusta. Frases como “estoy haciendo lo mejor que puedo”, “mi valor no depende de cuántos músculos tengo", "no me gusta esta parte del cuerpo pero no me trataré mal por ello" son algunas manifestaciones que puedes comenzar a utilizar.

  8. Poner límites mentales. Cuando la comparación aparece, registrarla, detenerla y cuestionarla. Por ejemplo: “¿para qué me estoy comparando?” “¿Me está ayudando o me está haciendo daño?” “¿Qué puedo aprender de esto?” “¿Puedo transformar esto en motivación, en inspiración, más que en crítica?” Esa detención consciente ayuda a reducir el poder de la comparación.

  9. Practicar compasión conmigo mismo. En esos momentos de duda o de dolor, decirme cosas que le diría a un amigo: “está bien que te sientas así”, “esto no define tu valor”. Aprender a tratarme con ternura y con aceptación es la clave para poder transitar este proceso.

A veces no lo digo, pero sigo trabajando en esto todos los días. Hay momentos en los que me vuelvo a comparar, me pesan las imágenes, los comentarios y la inseguridad se cuela sin permiso. Pero también hay otros en los que logro soltar esa carga, sentirme más liviano, auténtico, orgulloso de lo que soy y de lo que tengo. Porque es un trabajo que llevo haciendo hace mucho tiempo, de forma muy consciente y con muchísimo amor propio. Y cuando logro conectar con esa versión mía, la que no se mide ni se compara, sino la que se acepta tal y como es, siento que todo el esfuerzo vale la pena ❤️.

--

Quiero avisarte que tengo disponible la videoclase gratis de la que estuvimos trabajando en otro chat: “Los 3 trucos que me ayudaron a sentirme realmente libre y auténtico como una persona LGBTIQ+”. En esa videoclase cuento mis experiencias, mis tropiezos, y las herramientas concretas que me han ayudado a soltar las comparaciones, a reconocer mi valor, y empezar a vivir más auténtico. Si quieres verla GRATIS, puedes hacerlo haciendo click aquí. Ojo que tiene fecha límite, para que corras a verla.

Aprovecho de recordarte que PrideMe es un centro de salud mental que fundé hace unos años, donde contamos con un equipo hermoso de profesionales especialistas en personas LGBTIQ+ que pueden ayudarte en este o en cualquier otro tema que estés viviendo. Siempre en un espacio seguro, libre de discriminación y pensado para ti. Puedes agendar conmigo o con quien más resuene contigo en www.prideme.cl :)

Conéctate a nuestra Comunidad y sigue recibiendo contenido de valor!

Únete a mi lista de suscriptores para que puedas recibir avisos de cuando publique nueva información sobre mi blog, contenidos, talleres y cursos!

No te preocupes, tu información está segura conmigo :)

No soporto el SPAM! Así que no te preocupes que no estaré llenándote de mails, solo te enviaré mails que sé que te podrán servir y ayudar :)