¿Qué pasa cuando te enamoras de tu mejor amigx en el colegio?

Estar enamoradx de tu mejor amigx en la escuela puede ser una de las experiencias más complejas y desafiantes para muchas personas LGBTIQ+. Según un estudio de Journal of Adolescent Research, el 70% de los adolescentes LGBTIQ+ reportan haber experimentado sentimientos de atracción hacia unx amigx heterosexual en algún momento.

En la sesión con un paciente que compartió su historia, me habló de la mezcla de emociones que vivió en esa época: alegría, frustración, deseo y un profundo sentimiento de soledad. Estas experiencias no son únicas, y reflejan una situación que muchas personas LGBTIQ+ podrían haber enfrentado también.

La adolescencia es un momento crucial en el desarrollo de nuestra identidad, incluyendo nuestra orientación sexual. Para muchas personas LGBTIQ+, sus primeras atracciones surgen hacia personas cercanas, como sus mejores amigxs. Esto puede explicarse por varios factores que abarcan tanto aspectos psicológicos como sociales y culturales:

Durante la adolescencia, los mejores amigxs suelen convertirse en el centro de nuestro universo emocional, a partir de la proximidad y confianza con ellxs. La confianza que se construye a través de conversaciones, momentos compartidos y apoyo mutuo crea un vínculo profundo que a menudo se confunde con amor romántico. Para las personas LGBTIQ+ que están explorando su identidad sexual, este tipo de conexión emocional puede intensificarse debido a la falta de otros referentes en quienes proyectar su atracción. En muchos casos, las personas LGBTIQ+ crecen en entornos donde no hay representaciones positivas de relaciones queer. Este aislamiento fomenta que las primeras atracciones surjan hacia personas heterosexuales cercanas, ya que son las únicas figuras disponibles en su entorno inmediato. La falta de espacios seguros también limita las posibilidades de explorar su sexualidad de manera abierta y saludable.

Es por eso que el amigx heterosexual puede convertirse en un "ideal inalcanzable". Alguien que, por su cercanía emocional y apariencia de perfección, representa todo lo que el adolescente LGBTIQ+ desearía tener en una pareja. Esta idealización no solo magnifica los sentimientos, sino que también alimenta una fantasía de lo que podría ser, aunque la realidad indique lo contrario.

La adolescencia es un periodo de descubrimiento. Las personas LGBTIQ+ a menudo se encuentran procesando su orientación sexual en silencio, lo que puede hacer que cualquier conexión emocional profunda se interprete como atracción romántica. Cuando se confunden las cosas, lo más sano siempre es hablar, ya sea con la persona con la cual estoy generando sentimientos o bien con otras personas cercanas que me ayuden a aclararme. Pero si vivimos nuestra sexualidad en silencio, ¿cómo entonces no confundir las cosas si es que no tengo a nadie con quien hablarlas? 

 

Mi paciente describió este amor como algo “bonito y feo a la vez”. Por un lado, la cercanía con su amigx le brindaba alegría, compañía y "esperanza de que algo más podría pasar". Por otro, sabía que sus sentimientos probablemente no serían correspondidos. Esto generaba una acumulación de energía emocional que no tenía salida:

“Era frustrante. Mis valores me decían una cosa, pero en mi silencio sentía un deseo muy grande.”

Esta frustración no solo afecta el bienestar emocional, sino que también influye en cómo las personas manejan sus relaciones sociales. La necesidad de ocultar sentimientos genera tensión interna y, a menudo, aislamiento, agravándose cuando la persona se enfrenta a un conflicto entre sus valores y su deseo.

 

Además, esta acumulación de emociones reprimidas puede generar efectos físicos y psicológicos como ansiedad, insomnio o incluso pensamientos de autolesión, especialmente si la persona no cuenta con un entorno de apoyo.

No poder vivir un amor sincero en la adolescencia puede tener repercusiones emocionales significativas en la adultez. Como mencionó mi paciente, esta experiencia lo llevó a sentir desmotivación y, en algunos momentos, incluso deseos de desaparecer.

“Pensar que esto no va a llevar a nada me desanimaba. Uno quiere experimentar, pero al final solo queda la soledad.”

El duelo por un amor no correspondido en la adolescencia puede manifestarse como una herida que perdura en el tiempo. Este tipo de duelo, conocido como “duelo ambiguo”, ocurre cuando no hay un cierre claro o una resolución emocional. En muchos casos, las personas LGBTIQ+ cargan con estas heridas hacia la adultez, lo que afecta su capacidad para formar relaciones saludables.

Repercusiones en la adultez

Este tipo de experiencias puede influir profundamente en cómo las personas LGBTIQ+ enfrentan sus relaciones en la adultez. Mi paciente compartió que, aún ahora, siente temor al iniciar nuevas citas o al ser visto en público con un hombre:

“Siempre pienso: ‘¿Tendremos una segunda cita? ¿Qué dirá la gente si me ve con otro tipo?’”

El impacto de estas experiencias no se limita al ámbito romántico. Muchas veces, la falta de validación emocional en la adolescencia puede traducirse en una baja autoestima, dificultad para confiar en otrxs y miedo al rechazo. Estas emociones están profundamente ligadas al Modelo de Estrés de Minorías de Ilan Meyer, que explica cómo el prejuicio y la discriminación impactan negativamente en la salud mental de las personas LGBTIQ+.

Además, los patrones de evitación en relaciones románticas pueden reflejar un mecanismo de defensa aprendido durante la adolescencia. La incapacidad de expresar sentimientos por miedo al rechazo o al juicio social se convierte en una barrera para establecer vínculos auténticos, lo que puede generar ciclos de relaciones superficiales o incluso aislamiento emocional.

Es común que estas experiencias también se manifiesten en la autopercepción. Muchas personas internalizan la idea de que no son dignas de amor o que necesitan ocultar partes de sí mismas para ser aceptadas. Este impacto puede extenderse al ámbito laboral, social y familiar, dificultando la construcción de una identidad sólida y auténtica.

Si alguna vez has estado enamoradx de tu mejor amigx en la escuela y sientes que esa experiencia aún te afecta, es importante que puedas, en primer lugar, reconocer y validar lo que sientes hoy en la adultez. Es normal sentir dolor por un amor no correspondido. Permitirte procesar esas emociones es el primer paso hacia la sanación. Hablar con un terapeuta especialista en temas LGBTIQ+ puede ser clave para trabajar en el duelo y las emociones asociadas.

Así como mi paciente, muchxs de nosotrxs hemos enfrentado la complejidad de amar en silencio durante la adolescencia. Estas experiencias, aunque dolorosas, también pueden ser una oportunidad para crecer, aprender y sanar. No estás solx en este camino, y es posible construir una vida donde puedas ser tú mismx y experimentar el amor de manera plena y sincera.

Recuerda: mereces vivir un amor que te corresponda y te haga sentir libre. Si estás atravesando algo similar, busca apoyo y no tengas miedo de compartir tu historia. Es el primer paso para transformar ese dolor en fortaleza.

Para finalizar, me gustaría invitarte a una videollamada gratis de unos 20-30 minutos con alguien de mi equipo, para que te cuente cómo es que yo o otrxs terapeutas con los que trabajo podemos ayudarte. Si quieres acceder a esta videollamada, haz click aquí ❤️

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